Es muy frecuente que las personas que pasan muchas horas al día en una misma postura tengan dolor. Por ejemplo, los/as oficinistas que suelen presentar dolor de cuello, trapecios, lumbares… Pero este dolor NO surge por MALAS posturas (de las “malas” posturas, hablaremos otro día), sino por falta de movimiento. Es el llamado “Dolor Isquémico”. Estas personas acostumbran a tener su cuerpo en posiciones mantenidas durante varias horas, que rara vez varían, y con mucho menos movimiento del que necesita su cuerpo.

Cuando no hay movimiento, dentro del músculo se reduce el oxígeno y, además, se acumulan residuos de las células (que se producen después de sus reacciones normales para seguir vivas). Que haya esto dentro del tejido, es capaz de causar dolor, y para eliminarlo es necesario cambiar el estímulo que están recibiendo nuestros músculos y articulaciones; es decir, cambiar de postura cada poco tiempo, y dar pequeñas dosis de movimiento.

No será necesario realizar un ejercicio con gran intensidad, un número concreto de repeticiones o utilizar material de entrenamiento. Como hemos dicho anteriormente, el cuerpo nos pide oxígeno y que fluya la sangre para eliminar los residuos. Para esto, bastará con dar movimiento a aquellas partes que no las tienen, durante unos cuantos segundos y en varias direcciones y, sobre todo, cada poco tiempo (hacerlo cada 35-45 minutos).