¿Cuando debería cambiar de almohada?

Buena pregunta… Cuántas veces se nos ha planteado la cuestión de las almohadas, los colchones, los sofás y demás ítems de descanso (tal vez deberíamos eliminar el sofá como ítem de descanso, en algunos hogares es capaz de superar a la cama!).

Pero centrémonos en las almohadas, por su proximidad física a la región cervical y la frecuencia con que se las suele relacionar con los dolores en esa zona.

La norma básica y creo que más extendida para dar respuesta a la solicitud de consejo sobre almohadas es la siguiente: deberá ser más bajita que alta y con un interior o relleno moldeable y acoplable a la curvatura del cuello. No está mal ¿verdad?, el mercado debe estar lleno de almohadas que se corresponden con la descripción…

En cualquier caso creo que la cuestión que deberíamos analizar más a fondo es la postura de esa región cervical. Dentro de la coherencia, claro está: una mala alineación entre la cabeza y el cuello sumado a cierta rigidez de los componentes anatómicos de la zona, complican enormemente su adaptación al cánon de almohada que mencionábamos con anterioridad. Puede resultar difícil de visualizar para quién no está familiarizado con estos términos. Se trata de lo que llamamos “posición adelantada de la cabeza”, un patrón postural bastante común en nuestra sociedad y asociado frecuentemente a molestias regionales de diversa índole (sobre todo cuando se acompaña de posiciones laborales mantenidas poco higiénicas, estrés e incluso desajustes en la armonía dental/mandibular entre otros muchos factores).

Entrar en biomecánica musculoesquelética y tensiones fasciales podría provocar bostezos cosa que no resulta nada oportuna teniendo en cuenta que todavía no hemos solventado el tema de la almohada…

En definitiva, podemos decir que, salvo que nos dé por dormir con la almohada XL en altura, el problema es más de la tendencia postural y el descuido de su higiene, que de la infraestructura del dormitorio. ¿Son buenas noticias?.